Esto lo escribi a inicios de este año y al final no salio a la luz, entonces hoy decidi postearla acá:

UN NUEVO ENCUENTRO
En un punto acelerado y lento de mi vida, paseando inadvertida por una red social online llamada “Facebook” encontré información sobre el XII Festival Internacional de Poesía en Cartagena, unos ojos vidriosos vieron a través de la pantalla nombres y fechas que llenaron mi mente de expectativas. La fotografía promocional del evento mostraba un grupo de personas conversando, en esta lograba reconocer caras y expresiones nunca antes vistas, pero podía decir, que me regalo la sensación de sentirme en casa.
Solitaria, como siempre he sido para mis encuentros y exploraciones literarias, con miedo a que algún lobo abriera la boca y me tragara por estar en el lugar equivocado, decidí invitar a mi hermana y a mi madre para que asistieran conmigo. El festival de poesía ya estaba en mi corazón; tuve la oportunidad de asistir a la VIII versión en el 2004, la cual me regalo la rebeldía que necesitaba para tomar decisiones en aquel entonces. Una sensación de euforia corría dentro de mí, a la espera de conocer los rasgos inusuales, los aromas y perfumes que resaltan la sensibilidad y la sencillez que esconden a un poeta.
El 3 de diciembre día de la inauguración era una noche fresca, bañada por la brisa que resonaba entre las hojas de los árboles; un auditorio sobrio esperaba con impaciencia escuchar las voces que sosegarían mi alma de la inanición literaria. Observaba con sigilo tratando de reconocer o adivinar cuales eran los poetas entre la multitud. La fragancia a mar y a noche semi-húmeda, inundaba el recinto. La tenue luz amarilla regalaba un aire de intimidad dibujando las figuras de las personas como sombras en medio del patio. Muchos anhelos reposaban a los pies de los poetas que recitaban durante la noche. El estomago hambriento de mis sueños se iba saciando con las palabras, frases, versos; cada expresión de dulzura, dolor, gloria, tristeza se adherían a mí como imantadas sensaciones. Un sonoro placer vocal salía de las entrañas de Pedro Blas. Él escupía uno a uno los secretos escondidos tras las paredes de piedra coralina, detrás de cada muro y de cada esquina de nuestra ciudad carcomida en silencio. La delicadeza con la que las mujeres susurraban sus versos, las diosas que hablaban y sobrevolaban en el ambiente llevando gotas de miel a nuestros oídos; voces graves y varoniles revelaban pasión, hombría, ternura; la inocencia de los ángeles vestidos de niños llenando nuestros corazones de risas, realidades, culturas; escenarios plasmados en un papel, en un libro. Todo esto reunido en un destello naciente, creciente y floreciente de creación.
Un Festival que duro cuatro días, en nuestra ciudad poética se gesta diariamente detrás de los pasos de los caminantes desconocidos que con su amor por las letras crean un Canon delicado, el cual año tras año permiten la asistencia de los poetas internacionales y nacionales formando un matiz traslucido que deja una marca en el tiempo y en nuestro corazón.
Luisa Santiaga
07 de enero 2009